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En el III Congreso Internacional de Artistas, celebrado en Viena en 1960, se establecieron los principios referentes a la obra gráfica original. El acta final contiene los preceptos mínimos que de forma unánime han ido aceptándose y que afectan, esencialmente, a la definición de las técnicas, a la directa intervención del artista, a la firma y numeración, a la marca o destrucción de la matriz una vez realizada la edición y a que el contenido no sea una reproducción de otra obra de arte (I):
"a) Son obras gráficas originales aquellas en las que el propio artista ha realizado la plancha original, ha tallado el taco de madera, o ha trabajado cualquier otro material. Las obras que no cumplen este requisito imprescindible deben considerarse reproducciones.
b) Para ser reconocida como original, cada prueba (ejemplar de obra gráfica), debe llevar la firma del artista, una indicación del total de la edición y el número de serie de la misma. (p.ej.: 28/75, prueba número veintiocho de una edición de setenta y cinco ejemplares).
c) Es derecho exclusivo del artista establecer el número definitivo de cada una de sus obras gráficas en las distintas técnicas de aguafuerte, litografía, xilografía, serigrafía, etc., y expresarlo en cada prueba, tal como se indicó en el apartado anterior.
d) Una vez realizada la edición, las planchas, piedras o tacos de madera utilizados deben ser destruidos o marcados con una señal característica que indique que la edición ha sido completada [...]."
Posteriormente se incluyeron propuestas del Comité Nacional Británico de la Asociación Internacional de Pintores, Grabadores y Escultores (UNESCO), del simposium de Nueva York 1961, de Québec 1982 y de Venecia 1991.
Si quisiéramos crear un "Museo de la Obra Gráfica Original", éste comprendería las más altas firmas. Con Durero, Rembrandt y Goya disfrutaríamos en las salas de los maestros clásicos; Van Gogh, Matisse y Renoir nos iluminarían las salas impresionistas. Picasso, Miró y Tàpies llenarían las salas de arte contemporáneo. Todo esto sin pararnos a citar todas las grandes tendencias del arte del siglo XX que englobarían, desde la vanguardia rusa capitaneada por Malevich y Kandinsky, hasta el pop norteamericano representado por Warhol y Linchenstein.
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(I) El resumen de estas actas donde aparecen los requisitos a cumplir y la normalización en la firma y numeración de estampas, puede consultarse en Cabo de la Sierra, G. “¿Qué es la obra gráfica original?” Cap. en Grabados, Litografías y Serigrafías. Técnicas y procedimientos. Esti-Arte, Madrid 1979. Pgs. 37 y ss.